miércoles, 8 de octubre de 2008

Amparín



Encontrado lote de señora muerta o deshauciada. compuesto por objetos personales tales como: baratijas, boquillas de fantasía, souvenirs picantes, llaveros... Una carpeta descolorida de poesias mecanografiadas y un carnet de Real Club Naútico rematan esta colección desoladora.. quien era esa señora? que desgraciados amoríos alimentaron sus degarrados poemas? Porqué acumulaba cajas de cerillas de temática pseudo-erótica y llaves de hotel? En su carnet pone Señora pero no hay ni rastro, ni sombra de un marido entre sus cosas, ni una foto, ni un reloj estropeado ni un gemelo desparejado, NADA

6 comentarios:

Anónimo dijo...

increible el lote amaparin....
me he quedado sin palabras....
que vida esta....
la suya....
la nuestra....
.....en que contenedor tirarán nuestro pasado......?
quien recogerá nuestros pedazos en una placa base..?

Tia Angelines dijo...

nuestro futuro es un colchón meado abandonado en cualquier calle

Anónimo dijo...

No existe el pasado, el pasado no es nada, la materia ni se crea ni se destruye solo se tranasforma, Amparin vuela en busca del astro que le falto en esta parte de su vida

Tia Angelines dijo...

ay queridos mios, que vida esta.
que absurda, que bella y cruel telenovela. Casos como los de Amparín se dán en cada patio de vecinos. Molaría hacer un retrato robot completo de esta señora basándose en su caja de recuerdos, una falsa biografía, por ejemplo.

Anónimo dijo...

AMPARIN

CAP 1

Aquel sucio hotel de La Florida de carretera no vaticinaba nada nuevo. El incesante viento otoñal que batía fuertemente contra las ventanas no hacia más llevadera la sensación de que estaba en el lugar equivocado con el hombre equivocado. Amparín ya rondaba los cuarenta y en su desesperada búsqueda por encontrar al hombre que la llevase al altar, la asignatura a aprobar en el caso del género femenino en los tiempos que corrían de los sesenta, se encontraba fin de semana tras fin de semana intentando dar con el caballero perfecto, ese príncipe azul del que siempre había oído hablar.

Sin saber si era por el frío de la habitación o por los nervios del momento esperaba temblorosa sentada en la cama a que su nueva conquista saliese del baño mientras escudriñaba las escasa pertenencias que éste había dejado sobre la envejecida mesilla de noche. De un rápido vistazo a sus fósforos entendió que una vez más no había dado con su príncipe azul, ese caballero de blanca armadura que le llevase a descubrir ese nuevo mundo que era el matrimonio.

Apesumbrada, pero sin ganas de huir de la situación en la que se encontraba, rebuscó en su bolso unas pastillas que la relajasen para pasar de la manera más agradable la larga noche que le quedaba por delante. Dentro de su caduco bolso sin fin entresalió su DNI. En el, como si de un espejo se tratase, se vio reflejada y la melancolía la envolvió, recordando aquella chiquilla de ojos traviesos y vivarachos con todo un brillante futuro por delante “¿Dónde estas Amparín?” le preguntó. Cuando creía estar oyendo la respuesta a su pregunta, un grito casi de socorro, un estrepitoso sonido de cisterna le devolvía al mundo real. “Allá vamos Amparín” musitó mientras una grande y oronda figura se aproximaba a ella tapando los brillantes haces de luz del amanecer que entraban por la envejecida ventana del baño.

Tia Angelines dijo...

muy buen retrato, amigo. Amparín se dejaba la piel en hoteles de carretera buscando AMOR.
Su corazón latía suavemente bajo la faja color carne.