martes, 23 de diciembre de 2008

cerca / lejos

Cuando los límites se difuminan ya no distinguimos nada, nos creemos parte de un todo amorfo y dejamos de prestar atención. Mentimos, actuamos, cada uno a su manera el que dá y el que recibe. El que lo dá todo se queda con las manos vacias, con el alma vacía, goteando soledad, gimotenado como un gigante imbécil entre las sábanas. El otro se siente un ladrón miserable, esta harto, harto de verse atrapado en los lazos azucarados del chantaje emocional. Ojalá fuera libre y pudiera sentirme fuerte, sin aferrarme a nada, sin aniquilarme a mi misma con mis estúpidas dependencias.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Seamos pues un perfecto planeta independiente dentro de un universo que depende del conjunto de todos pero sin necesitarnos a cada paso del camino.

sonoio dijo...

te propongo, tía que pases por mi blogg, si te gusta alguna nave te la regalo, y si no podés fabricarte una que la sumo al proyecto, un beso, ariel