martes, 25 de diciembre de 2007

coming home...




Una vez mas en estas fechas cojo un tren que me lleva al pasado
como en una peli de lynch.
Navidad como siempre en la vieja casa familiar de Canet.
El incipiente Alceimer de mi abuelo convierte la cena en un ir y venir en busca
de palillos, pañuelos y otros pequeños objetos que por lo visto lo obsesionan.
Mis primos, recien casados no han venido esta noche por primera vez.
Las conversaciones, como siempre rayan lo absurdo y nos reimos con ganas.
Subo a casa mis padres y registro sistemáticamente los cajones en busca de
viejas fotografías de familia., tambien encuentro algunas fotos de mi padre.
Se hace tarde y decidimos acercarnos al puerto a una fiesta de nochebuena,
como ya sabeis, este tipo de fiestas son como la jodída máquina del tiempo, de repente te
encuentras rodeada de gente del pasado, compañeros de instituto y una media
aproximada de 4 ex por metro cuadrado.
Esto ya lo sabía y iba mentalmente preparada, pero no sabía realmente lo que
me esperaba. Al llegar la party me encuentro a Antoine pinchando en la cabina.
Y a partir de ahí el surrealismo no acabó de crecer.
Estaba haciendo una sesión realmente vulgar, chusca, de pub de Pueblo
Incluso puso un par de canciones de anuncios de la tele!
y para empeorar un poco más la cosa, lo único que sonó decente
era mío, un disco que yo amaba tanto. Me sentó fatal.
Puedo perdonar infidelidades, estupideces y mentiras
pero que no me toquen la música. Por diossssssss
mis discos de Pink Floyd, de los seeds, de Stereolab
mis discos de electrónica, de phoenecia, de twerk de autechre de aphex twin
no quiero ni pensarlo porque me vuelvo loca.
cuantos daños irreparables a través del tiempo.
cuantos agravios más y traiciones tendré que soportar
antes de empezar a cometer crímenes?
si estuvieramos en el s.xix lo retaría a duelo
o quizá sobornaría a su sirvienta para que le administrara algun veneno
pero estas cosas solo pasan en mi imaginación, y en siglo tenemos
que intentar reponernos discretamente y seguir con nuestras vidas.
Aunque vamos dejando puertas cerradas llenas de abismos a nuestras espaldas
El olvido es un bálsamo que nos borra poco a poco la cabeza y eso nos salva
de sufrir permanentemente. Pero a veces esas puertas se abren, y nos lanzan
destellos de locura desde lo profundo, y volvemos a sentir viejos dolores por un tiempo.
en la fiesta había otros viejos amigos,
Emilio, tan cambiado, tan serio con lo que éramos nosotros
El Luismi, el de los ensayos, tan mono cuando era un crío
Araceli, igual de preciosa
Oscar el del kiosko no me reconoció
yo tenia 16 años cuando iba a su casa , un tugurio lleno de pitbulls
y me mandaba con el Pincho a hacerle recaditos a casa de un Johnson
del barrio y nosotros nos llenábamos los bolsillos de hierba a sus espaldas.
recordé infinidad de historias truculentas callejeando por el barrio obrero
dios mío, que tipo de vida bohemia llevo desde los 15 años?
Es lo que tiene la adolescencia en los suburvios poligoneros como el Puerto



2 comentarios:

Common People dijo...

esto yo ya lo he leido en alguna parte...joder, debe ser uno de esos dejavus! tengo que empezar a dormirme antes de las cuatro de la mañana que luego no se que es sueño y que es realidad. Auqneu ¿quie quiere ser real?. No creo que seas una chica normal, pero entiendelo como un piropo.

Bissus from MAdrId

Tia Angelines dijo...

si se te junta la noche con el dia, entonces esque eres de los mios


bienvenido a este humilde vertedero